Jayce regresó a su laboratorio y empezó con los preparativos para el ataque. Tras un largo período de investigación, desarrollo y pruebas, por fin salió de allí con su mayor logro: el Martillo de mercurio. Arma en mano, partió hacia Zaun y comenzó su asalto en solitario. Los acólitos de Viktor intentaron detenerlo, pero Jayce acabó con ellos y se abrió paso hasta el corazón del laboratorio. En el interior, Jayce vio la terrible brillantez de las creaciones de Viktor, todas ellas potenciadas por la energía del cristal arcano. Se percató de que su única opción era destruir la fuente de energía, pero Viktor se interpuso en su camino. Aunque el enfrentamiento dejó a ambos científicos gravemente heridos, Jayce consiguió golpear el cristal. Consiguió romperlo y escapó mientras las máquinas de Viktor ardían. Al regresar a casa, exhausto pero victorioso, los habitantes de Piltover lo recibieron como a un héroe. Él disfrutó de la adoración, pero sabía que sus acciones habían llamado la atención de enemigos poderosos. Entregado ahora a la defensa de su gente, Jayce es la mayor esperanza que posee Piltover para asegurarse su futuro.
''Confiad en mí: si somos listos, Piltover podrá resistir ante cualquier amenaza. Yo mismo soy la prueba viviente de ello''.
-- Jayce
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