jueves, 4 de octubre de 2012

KOG’MAW, la Boca del Abismo

Cuando el profeta Malzahar renació en Icathia, fue llevado allí por una voz ominosa que se aferró a su psique desde entonces. En su interior, la voz le confirió su terrible propósito, y aunque Malzahar ya no se sentía atormentado por su llamada, no cesaron sus implacables invocaciones. El parpadeo sutil de este faro funesto, anclado ahora en Runaterra, atrajo a una bestia pútrida que cruzó un umbral incomprensible para ella, ensanchando la fisura existente entre dos espacios que no estaban destinados a encontrarse. Allí, entre las inquietantes ruinas de Icathia, Kog’Maw manifestó su perturbadora curiosidad en los dominios de Valoran. El resplandor que lo había llevado a Runaterra aún le seducía, atrayéndolo más y más hacia Malzahar. También lo animaba a familiarizarse con su nuevo entorno, desatando el terror en todo aquello que encontraba en su camino.

Los encantadores colores y aromas de Runaterra embriagaron a Kog’Maw, y exploró los frutos de ese mundo extraño de la única forma que sabía: devorándolos. Al principio sólo probó de la flora y la fauna que encontró a su paso. Sin embargo, al atravesar las Llanuras de la Tempestad, se topó con una tribu nómada. Ajeno al parecer a las leyes de la Física, Kog’Maw consumió tanto a los nómadas como los obstáculos que pusieron en su camino, a pesar de que sumaban varias veces su propia masa y volumen. Las más serenas de sus víctimas tal vez tuviesen tiempo de pensar si era debido a las enzimas cáusticas que goteaban de sus fauces y horadaban la tierra, antes de que sus reflexiones terminasen de una forma tan abrupta como sus propias vidas. Cuando su catastrófica estela llegó a la Academia de la Guerra, un entusiasta Malzahar lo recibió con una propuesta tentadora: saborear lo mejor de Runaterra... en los Campos de la Justicia.

''Si sólo está hambriento, no quisiera verlo enfadado''.
-- Tryndamere, rey bárbaro.




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