Los padres de Leona eran rakkoranos tradicionales, ambos criados en el fragor de la batalla. Para ellos, Leona fue una niña problemática. Era capaz de luchar con tanta fiereza como los demás, incluyendo a Pantheon, su amigo de la infancia, pero no compartía sus ansias de matar. Creía que la verdadera valía de un soldado residía en su habilidad para defender y proteger. Cuando llegó la hora de su Rito de Kor, una ceremonia en la que dos adolescentes rakkoranos se enfrentan a muerte por el derecho a llevar un arma-reliquia, Leona se negó a luchar. Debido a esto, los líderes rakkoranos ordenaron su ejecución, pero cuando iban a asestar el golpe final, una gran explosión de luz solar bañó el monte Targon. Cuando se disipó, Leona estaba perfectamente mientras que sus ejecutores estaban inconscientes a su alrededor. Los Solari aclamaron inmediatamente a Leona, exigiendo que se cancelase su sentencia. Leona se puso la armadura dorada de los Solari y estos le confirieron la espada y el escudo legados por los antiguos guerreros solares de la leyenda. Los Solari ayudaron a Leona a centrar sus habilidades y, cuando estuvo preparada, se marchó para unirse a la Liga de la Leyendas.
''El sol alcanza todos los rincones de Runaterra, y lo mismo debería hacer la imagen de su campeona.''
-- Leona
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