Se libró una batalla encarnizada cerca del valle de Odyn y la magia caótica liberada en su transcurso envenenó los cristales. Los brackern comenzaron a enfermar y a morir, sin que ninguna magia defensiva pudiera revertir el proceso. Para no extinguirse, no les quedó otra alternativa que hibernar bajo tierra hasta el final del conflicto. Los miembros más fuertes e inteligentes de la raza quedaron enterrados más cerca de la superficie para poder despertar los primeros y así evaluar la situación del mundo de cara a un posible despertar de sus hermanos. Pero las operaciones mineras y la escalada de la violencia en Kalamanda sacaron de su letargo a los primeros miembros de esta vanguardia. Al salir a la superficie, Skarner se revolvió, dominado por la rabia y la confusión. Sin embargo, la razón acabó por imponerse a la furia al comprender que los agentes de la Liga que lo habían encontrado eran meros funcionarios. Lo invitaron a la Academia de la Guerra para que relatara la historia de los brackern. A cambio, los invocadores le contaron todo lo que había sucedido mientras ellos dormían. Mucho se había hecho para prevenir el uso de magia sin control desde la Guerra Rúnica, pero era evidente que el mundo aún era demasiado peligroso para que su raza despertara. Pero de momento, al menos, hay un lugar en el que Skarner puede usar su poder para cambiar el mundo con la esperanza de convertirlo en un lugar al que su raza pueda regresar un día: la Liga de Leyendas.
''Los humanos no han aprendido aún a controlar su magia. Lo que antes era Kalamanda es ahora una cicatriz cristalina en la historia del mundo.''
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